Asociación Dominicana de Profesores
(ADP)
¿Qué es la Asociación Dominicana de Profesores (ADP)?
Es una institución gremial que se rige como una entidad
de representación y defensa del magisterio dominicano. Impulsa la Educación de
Calidad Social para todos. Que tiene como objetivo principal consolidar el
carácter democrático, clasista y de masas que agrupa a los trabajadores de la
enseñanza. Se rige por la Constitución y las leyes vigentes en la República
Dominicana, así como también por las leyes y convenios internacionales de los
cuales el Estado dominicano es signatario. Tiene jurisdicción nacional y
domicilio en Santo Domingo, Distrito Nacional.
La ADP está estructurada de la siguiente forma:
-Presidente: Eduardo Hidalgo
-Primer vicepresidente: Víctor García
-Segundo vicepresidente: Julio Canelo
-Secretario de Comunicación y Relaciones Públicas: Frank
Sabino
-Secretario de Seguridad Social: Tomas Pichardo
-Secretaria general: María Teresa Cabrera
-Encargada de organización: Primitiva Medina
-Encargado de educación: Félix Núñez
-Encargada de reclamos: Zoraida Trinidad
Defender una educación de calidad para todos los
dominicanos fortalecer los lazos de unidad solidaridad entre los maestros del
país y Latinoamérica, reivindicar los derechos socioeconómicos, culturales y
científicos de la comunidad educativa y del pueblo en sentido general,
articular alianzas estratégicas con los demás sectores sociales de la vida
nacional e internacional.
Ser el sindicato único de los maestros de la República
Dominicana, y desempeñar un rol protagónico en la superación de las complejas y
variadas problemáticas de los maestros y la educación del país. Ocupar un lugar
cimero en la escala de valoración de la sociedad por la capacidad de aportar al
debate de los temas de interés nacional, de gestionar con eficiencia y
transparencia nuestros procesos y recursos, y representar con dignidad los
intereses de nuestros miembros y del pueblo en general.
• Dignidad
• Justicia
• Solidaridad
• Dedicación
• Transparencia
• Equidad
• Tolerancia
• Positivismo
• Democracia
La ADP, con luces y sombras, en su devenir
histórico ha construido ricas experiencias de lucha y ha conquistado
importantes reivindicaciones económicas, sociales y profesionales para el
magisterio dominicano.
En sus 40 años ha alcanzado la plenitud en su
desarrollo organizacional y da firmes pasos en respuesta a los nuevos
desafíos.
Hablamos de nuestros históricos compromisos con la
calidad de la educación pues para solo citar un referente, hará ya 20 años
que en el VI Congreso Nacional de la ADP en septiembre del 1990
planteábamos entonces que la calidad era un componente esencial en el
proceso hacia la superación de los rezagos y desafíos de la educación
dominicana.
Un poco de historia
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Surgió de los esfuerzos de las y los maestros para
salvar el año escolar 1969-1970, amenazado por el cierre de los planteles
públicos y la ocupación militar de la Universidad Autónoma de Santo Domingo
(UASD), no exclusivamente por un motivo “laboral” o de interés particular
de los docentes.
Durante los primeros años de su existencia una de sus
principales preocupaciones fue agotar el programa escolar con frecuencia
interrumpido por los acontecimientos políticos o por la incursión de la
policía y de la banda Colorá en los recintos escolares. La ADP, también
desarrolló en términos públicos: el déficit y la deserción escolar en
contraste con la construcción de los famosos palacios escolares con un
escandaloso derroche de recursos provenientes del financiamiento
internacional, los contenidos y los métodos de reforma de la Educación
Media.
La primera gran lucha de la ADP, en noviembre del
1972, fue por el establecimiento del “Estatuto y Escalafón de los
Trabajadores de la Enseñanza”. Esta huelga obligó al gobierno a promulgar
una caricatura de Escalafón, permaneciendo hasta hoy pendiente el
establecimiento de verdad de la carrera docente que es el propósito de este
mecanismo legal.
Durante la década de los 80tas, promovió y fue uno
de los principales actores, junto a la comunidad internacional y al
empresarial nacional, del Plan Decenal de Educación y de los debates que
dieron como resultado la nueva ley de Educación en 1997.
La ADP de hoy está en deuda con las y los maestros
de los colegios. Este sector promovió y organizó la ADP durante los
primeros 10 años de vida de la organización. Rafael Santos, el Secretario
General que encabezó la huelga de 1980, una de las jornadas más prolongada
e intensa que ha vivido el magisterio nacional en toda su historia,
provenía del sector privado.
El carácter sindical que ha tenido la ADP y del
que nos enorgullecemos, se debe a la gran y activa participación del
personal docente de los colegios en su constitución.
La base de la ADP es la asamblea de profesores/as
de las escuelas. La ADP es esa asamblea de profesores/as multiplicada en
cada una de las escuelas que existen en el país. Ella es tan fuerte y tan
unida como esas asambleas.
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Fundación
Desde un primer momento, se forjó la idea de
constituir una nueva organización de educadores/as que ocupara el vacío
dejado por la desaparición de FENAMA, a la misma vez que se realizara un
proceso de lucha y protesta que reabriera los Centros Educativos y lograra
la desocupación de la UASD.
La Asamblea del Teatro Agua y Luz decidió por
unanimidad constituir la Asociación Dominicana de Profesores/as (ADP), el
13 de Abril del 1970 y eligió su primera dirección compuesta en forma
tripartita por representantes del sector universitario, de la enseñanza
pública y de los colegios.
A menos de un mes de su fundación, el 6 de mayo
del 1970, la ADP celebró en el cine Lido de Santo Domingo, la “Asamblea de
Estudiantes y Profesores por la salvación de la Educación Nacional”. Es
decir, desde un primer momento la ADP estableció una política de frente al
estudiantado y sus organizaciones que casi inmediatamente se extendió a los
padres, madres y a los diferentes sectores organizados de las comunidades.
La fundación de la ADP fue la respuesta de las y
los educadores dominicanos a una brutal agresión contra la educación
perpetrada por el gobierno del doctor Joaquín Balaguer que cerró las
escuelas y ocupó la universidad del Estado para imponer su primera
reelección sobre las protestas que ella estaba provocando en amplios
sectores sociales y en todo el territorio nacional.
La ADP, con luces y sombras, en su devenir
histórico ha construido ricas experiencias de lucha y ha conquistado
importantes reivindicaciones económicas, sociales y profesionales para el
magisterio dominicano.
Hablamos de nuestros históricos compromisos con la
calidad de la educación, pues para solo citar un referente, hará ya 20 años
que en el VI Congreso Nacional de la ADP en septiembre del 1990
planteábamos entonces que la calidad era un componente esencial en el
proceso hacia la superación de los rezagos y desafíos de la Educación
Dominicana.
En sus 40 años ha alcanzado la plenitud en su
desarrollo organizacional y da firmes pasos en respuesta a los nuevos
desafíos.
La
fundación de la ADP, el 13 de abril del 1970 en el Teatro Agua y Luz del
Centro de los Héroes y Mártires de Constanza, Maimón y Estero Hondo, en
medio de muy adversas condiciones democráticas y de libertades públicas y
el Congreso Nacional del Plan Decenal del 2 al 5 de diciembre del 1992 con
el que culminaron los trabajos de los 113 congresos municipales y 28
provinciales en todo el país, son apenas dos de tantos puntos luminosos de
la digna historia del Magisterio nacional.
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Entre los logros
alcanzados por la Asociación Dominicana
de Profesores en sus 42 años de fundada, están:
*El Seguro Médico para
maestros y sus dependientes.
*El desayuno escolar.
*Entrega de libros de
texto para estudiantes del sector público.
*La libertad sindical de
los educadores.
* La elaboración,
aprobación y puesta en vigencia de las leyes 66-97 y 451-08 sobre el
sistema de jubilación y pensión.
*La reparación de
escuelas.
*Uso de materiales didácticos para la
enseñanza.
*El programa
de formación de los maestros.
*El aumento salarial, para dignificar el
trabajo del educador a través de los incentivos de los docentes.
* Los avances en el sistema educativo nacional a
través del Plan Decenal.
Dentro de las perspectivas
de la ADP están:
-Una educación de calidad.
-El establecimiento de la tanda única
como una de las estrategias para la permanencia y desarrollo de competencias y
habilidades.
-Una transformación curricular que
sirva de base para el desarrollo social, político y económico de los ciudadanos
y ciudadanas de la República Dominicana.
Aportes de la Organización Sindical a la
cultura profesional del docente
Una mirada a las políticas educativas que se implementan en América Latina nos llevan a revisar los acuerdos de carácter internacional, principalmente, aquellos que han definido las Reformas Educativas en países como el nuestro.
La Conferencia Mundial de Educación para Tod@s (Jontiem 1990) respaldada por la Declaración de Derechos Humanos, virtualmente ha establecido el escenario de acción, iniciado por el Proyecto Principal de Educación en América Latina y el Caribe. Luego de una década de procesos educativos en el Foro Mundial de Educación de Dakar (Senegal, 2000) nuevamente se ratifican las decisiones asumidas anteriormente y se dice: “nos comprometemos a cumplir los objetivos y finalidades de la educación para todos, para todos los ciudadanos y todas las sociedades representa un compromiso colectivo para actuar: Los gobiernos nacionales tienen la obligación de velar porque se alcance y apoyen los objetivos y finalidades de la educación para Todos” .
Como parte de los compromisos emitidos en el Marco de Acción de Dakar se ratifica la posición de “mejorar la condición social, el ánimo y la competencia profesional de los docentes” . Esto plantea a la formación inicial del docentado y el fortalecimiento profesional como prioridades, para avanzar hacia la meta de una “Educación para Todos”, además, se ha puesto énfasis en el tema de la voluntad política para el desarrollo de los planes nacionales.
En la región, los procesos de Reformas Educativas que están en marcha han incluido este compromiso como parte de sus objetivos. En la evaluación de Dakar se advierte que las políticas públicas sobre docencia -no en todos los países- no han sido concertadas. En este marco, se ha venido dando una participación docente preestablecida y marginal a las definiciones de las políticas.
El rol y la sinergia del sujeto mediador entre la política y la materialización de ésta no fueron suficientemente dimensionados, tampoco se consideró la magnitud de lo que suponía influir en las instituciones de formación inicial para producir cambios que permitan lograr docentes preparados para responder a las exigencias “racionales” de la transformación educativa. Esta situación ha generado una actitud crítica, y en ocasiones una resistencia violenta, pese a que la formación inicial y la formación permanente, son consideradas como acciones que demandan renovación.
Las acciones gubernamentales en pro de
la profesión docente.
Durante toda la primera parte del siglo XX, los docentes fueron asumiendo el carácter de profesionales en la medida en que su ejercicio se asoció a la posesión de una base de conocimientos relativamente definida, producto de estudios que paulatinamente fueron incorporados a la educación superior. La formación docente de nivel primario adquirió su propia institucionalidad en la Escuela Normal en Francia, Chile y otros países de la región latinoamericana. Los profesores egresados de estas instituciones, si bien no necesariamente comparaban su estatus con el de un médico, jurista o arquitecto, entendían que su trabajo tenía un objetivo claro y era valorado por la sociedad.
Esta condición relativamente estable de la profesión docente comenzó a modificarse en la segunda mitad del siglo XX y, particularmente, desde los años ochenta. En conjunción con los cambios en el escenario económico y la creciente masificación de la educación primaria y secundaria, los diversos países del mundo desarrollado y en desarrollo aumentaron su preocupación por el sistema educacional, en general, y la profesión docente, en particular, especialmente respecto a su preparación.
Con todo, el estatus de una profesión no se expresa sólo en la posesión de una base de conocimientos claramente definida y en el nivel en que se institucionaliza su preparación. Las profesiones según Abbott (1988) se distinguen por la particularidad de su campo de trabajo y la capacidad de clasificar sus problemas, razonar acerca de ellos y poner en juego su saber abstracto y casuístico (práctico), reclamando al mismo tiempo y sobre esa base, el reconocimiento de los referentes sociales de su jurisdicción (la opinión pública, sistemas organizados y sistemas legales).
Deberíamos suponer, por tanto, que el esfuerzo de distintos sistemas educacionales por mejorar la base de conocimientos de los docentes iría acompañado de un reconocimiento de las condiciones necesarias para realizar las tareas que les son propias: cierta autonomía en el ejercicio, condiciones de trabajo acordes, como también respeto a la experiencia y al juicio profesional de los docentes en la toma de decisiones en relación a su trabajo e incluso con respecto a las políticas que les atañen.
Estatuto de la profesión docente de la
República Dominicana.
http://www.educando.edu.do/Userfiles/P0001%5CFile%5CReglamento%20del%20Estatuto%20del%20Docente.pdf