lunes, 13 de mayo de 2013

La cultura, su incidencia en el pensamiento y en el quehacer docente





Mejorar el aprendizaje de los educandos para formar personas integrales y ciudadanos comprometidos capaces de actuar en nuestra compleja sociedad, demanda variadas tareas de parte de todos los involucrados en el sistema educativo. Sin embargo, teniendo en cuenta que la labor docente y su intervención en el aula es el elemento que más incidencia tiene en el desarrollo de los educandos, entre todos, el rol del docente es hoy uno de los mayores focos de atención como gestores de un cambio para la mejora del proceso; de ahí las diferentes intervenciones que se han realizado a nivel de formación docente tanto en la formación inicial - con el proceso de revisión de programas de los centros de educación superior que ofrecen las carreras docentes, como en la formación continua con planes de perfeccionamiento y evaluación del desempeño docente.

Son altas las exigencias hacia el docente por realizar prácticas de enseñanza eficaces, las que son medidas por resultados de los alumnos en pruebas estandarizadas o evaluadas generalmente mediante la observación de las clases del docente, por parte de algún miembro directivo del centro. Sin embargo, para que los educandos logren desarrollar las competencias de formación que están programadas de acuerdo al Curriculum Nacional y a lo que cada institución declara en el Proyecto Educativo Institucional, el docente debe realizar esfuerzos de sobre manera para dar cumplimiento a aquello en condiciones laborales que muchas veces son adversas.

Así también, considerando que el proceso educativo es dinámico y variable, demanda del docente una constante reflexión sobre su práctica que le permita tomar decisiones para mejorar el proceso. De hecho, tanto la formación inicial como la continua, tratan de proporcionar a los docentes el sentido de que haya una práctica reflexiva y se realice un constante balance de las competencias (Gather, 2004). Esta tarea docente es hoy una de las más demandadas: que el educador sea capaz de reflexionar sobre su quehacer y
el impacto que tiene en los educandos, evaluando constantemente para ir mejorando sobre la marcha. En otras palabras, una de las claves fundamentales del desarrollo profesional del docente será la formulación, utilización y reconstrucción permanente de su pensamiento práctico reflexivo que le permita cuestionar su propio quehacer e interpretar racionalmente la realidad para generar estrategias de intervención.

El quehacer del docente forma parte de las profesiones que propician el aislamiento,
así el individualismo permanece en el interior de su identidad profesional (Gather, 2004).


2 comentarios:

  1. Realmente la cultura tiene que ver mucho con el docente y su pensamiento, pues este tiene sus propias creencias y manera de actuar que lo hace único, por tanto debe siempre tener una visión clara de su función para que la misma no afecte a la diversidad de culturas con las que se pueda encontrar en su aula.

    LOIDY JAZMÍN LÓPEZ SANTANA

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  2. Todos somos diferentes y tenemos una manera de ver las cosas en esta vida, y eso se llama diversidad de cultura. Los maestros debemos tener eso muy claro para no dañar ni ofender a nuestros alumnos porque no piensan igual como nosotros.
    Digo esto porque estos casos se ven a diario en nuestras escuela,y debemos estar claro que existe la diversidad.
    Yo personalmente no entendía esto,pero con asignaturas como ésta y una que ya di llamada Atención a la Diversidad lo he comprendido mucho mejor.

    Orgalidia José Kelly

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